Enfermedades de los labios en perros y gatos
Los labios son un foco poco frecuente de enfermedades. Se han detectado muy pocos casos de labio leporino, tanto en el perro como en el gato; defectos de pigmentación, parálisis traumática, por frío, etc. De interés práctico para el dueño del animal consideramos:
Heridas: Podemos notar excoriaciones, pequeñas heridas, o cortes, grietas ligadas a traumas de diverso origen que por lo general no requieren cuidados o atenciones especiales. Además, puesto que el animal que siente molestias o picores se lame continuamente, es casi imposible medicar esta zona con pomadas, cremas o ungüentos.
Los únicos fármacos capaces de actuar medianamente bien son la mercromina y la tintura de yodo. Con algunas aplicaciones diarias, durante 3-6 días, se deberían evitar infecciones o empeoramientos, en espera de la curación espontánea.
Tumores: En el perro a partir del 7° año es posible observar a lo largo del margen del labio algunos pólipos, nódulos, excrecencias “carnosas”. Se trata con frecuencia de neoformaciones benignas de la piel que han crecido en esta parte del cuerpo.
Conviene siempre consultar al veterinario para que haga un diagnóstico preciso, sobre todo si estas zonas están enrojecidas, inflamadas o con sangre. En muchos casos se puede esperar unos días o unas semanas para observar su evolución y crecimiento.
En el gato estas lesiones son rarísimas.
Defectos de conformación: Hay muchas razas de perros, incluso los abundantísimos “mestizos”, que tienen una conformación de los labios inferiores que les impide retener la saliva dentro de la boca. La falta de este borde, o barrera, implica por tanto un continuo goteo de saliva que puede resultar perjudicial o desagradable para el dueño del animal; si el defecto es grave, se puede corregir quirúrgicamente.