La Guerra del Golfo Pérsico
Resumen, causas y consecuencias.
La guerra del Golfo Pérsico es el término con que se nombra a un conjunto de hostilidades que involucró a Irak, Kuwait, Israel y una coalición de naciones liderada por los Estados Unidos, y que involucró a los territorios de Irak y Kuwait desde el 2 de agosto de 1990 hasta el 28 de febrero de 1991. También se le recuerda por su nombre oficial: Operación tormenta del desierto.
Debe ser diferenciada del conflicto Irán-Irak de 1980-1988, y la Invasión a Irak, iniciada en 2003 y culminada en 2011.
Tabla de Contenido
Antecedentes
La región del Golfo Pérsico estuvo muy convulsionada en la década de los 1980s, a consecuencia de la guerra Irán-Irak. Fue un conflicto que tenía su origen en una antigua rivalidad entre los dos pueblos, pero que Irak inició por razones limítrofes.
La guerra no sólo fue larga, sino también cruenta y costosa en vidas humanas para ambos bandos. También tuvo un alto costo económico, que Irán asumió empobreciendo aún más a su pueblo, sumido en una revolución religiosa. Irak por su parte estaba profundamente endeudado, y con sus instalaciones petroleras dañadas.
Protagonistas
Muchos personajes tuvieron protagonismo y resonancia durante el desarrollo de este conflicto. Los más evidentes fueron el presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush (más conocido como George Bush, padre).
El otro personaje de alta relevancia fue el presidente de Irak, Saddam Hussein. Uno de los personajes que tuvo destacada participación en el conflicto fue el Jefe del Estado Mayor Conjunto, Colin Powell.
Causas
La situación de Irak empeoró con la baja de los precios del barril de petróleo. Por su parte, su vecino Kuwait había aprovechado los buenos tiempos para invertir en elevar el nivel general de vida de su población. De alguna manera, Irak consideró viable un plan para anexarse el territorio kuwaití. El plan se materializó el 2 de agosto de 1990, cuando tropas iraquíes ingresan a Kuwait, tomando la capital y el palacio del Emir, que había logrado escapar.
Desarrollo de los acontecimientos
La toma fue sencilla para Irak. Por una parte, se produjeron las predecibles reacciones internacionales de rechazo, en tanto una parte de la población de Kuwait intentaba conformar un movimiento de resistencia, sin mucho éxito.
Además del rechazo verbal, la ONU tomó medidas contra Irak, como sanciones económicas. Pero el prestigio de Irak como potencia militar hacía temer que otros países como Arabia Saudita o Israel se vieran afectados por una eventual ola expansionista de Irak.
De este modo, se forma una coalición multinacional liderada por los Estados Unidos, que preparan la defensa en Arabia Saudita, para luego iniciar las acciones militares contra Irak el 17 de enero de 1991. La campaña fue encarnizada, pero la superioridad de la coalición pronto se hizo evidente.
Irak fue obligado a replegarse fuera de Kuwait, acción que tuvo lugar con la consecuente destrucción de pozos petroleros kuwaitíes. Irak intentó sin éxito involucrar a Israel en el conflicto, mediante el recurso de disparar misiles contra ese país. Para el 28 de febrero, Irak tuvo que rendirse de modo incondicional.
Acontecimientos posteriores
Saddam Hussein continuó ejerciendo el poder en Irak. El país terminó aún más empobrecido, debido a medidas de embargo impuestas por la ONU, aderezadas con varios ataques militares que recibió en la década de 1990. En el año 2003, Irak enfrentó una invasión estadounidense, esta vez con el argumento de estar desarrollando armas de destrucción masiva. La invasión dejó como saldo el derrocamiento y ejecución de Saddam Hussein.
Estados Unidos no pudo probar el desarrollo de las mencionadas armas, y tuvo que retirarse de Irak en 2011. La inestabilidad política en Irak ha persistido debido a las actuaciones de la organización terrorista llamada Estado Islámico.