La Noche de los Cristales Rotos

Resumen, causas y consecuencias.

La noche de los Cristales Rotos, también conocida por su nombre en alemán: Kristallnacht, consistió en una escalada de actos violentos que se cometieron en la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, en diferentes lugares de Alemania y Austria, y en el marco del ascenso de la ideología nazi en este país. La denominación hace referencia a la gran cantidad de cristales rotos que quedaron esparcidos por las calles luego de los ataques, y que fueron hallados por la mañana del 10 de noviembre.

Antecedentes

Históricamente, el rechazo a los judíos en toda Europa fue una constante desde siglos atrás. Siendo que Alemania no era la excepción, este rechazo se vio reforzado durante el ascenso del nazismo; por una parte, dado el discurso de supremacía racial que proclamaba. Por otra parte, diferentes personalidades alemanas, y posteriormente la opinión pública, sostenían que el país había perdido la Primera Guerra Mundial, y posteriormente había sido sometido a un humillante régimen de reparaciones de guerra, por culpa de alguna clase de sabotaje o traición urdido por judíos y comunistas.

Con todo, para la época los judíos alemanes eran un grupo demográfico que hacía vida sin dificultades aparentes, más allá de la habladurías de personas aisladas. Pero con los años estas condiciones fueron empeorando, al entrar en vigor medidas cada vez más restrictivas.

Protagonistas

Se ha señalado que los principales responsables de estos actos fueron el canciller alemán, Adolf Hitler, que se encargó de ordenarlo; así como el ministro de propaganda Joseph Goebbels. Los autores materiales de los actos de violencia fueron los diferentes cuerpos de soporte del nazismo: la SA (sección de asalto), la SS (escuadras de protección), las HJ (juventudes hitlerianas), el SD (servicio de inteligencia) y la Gestapo (Policía secreta). Otros protagonistas que circunstancialmente detonaron los ataques fueron el secretario en París de la embajada alemana, Ernst vom Rath, y el joven judío que le dio muerte, Herschel Grynszpan.

noche de los cristales rotos

Vidrieras rotas en almacenes de Magdeburgo – Foto: Bundesarchiv

Causas

Las causas directas y profundas de la jornada de ataques a los judíos se hallan en la larga campaña de odio hacia esa comunidad, que se había generalizado en Europa, e intensificado en Alemania con el ascenso del nazismo. Esto contribuyó a amortiguar la preocupación que debió haber despertado en el resto del mundo las acciones de discriminación que estaban teniendo lugar en ese país.

Sin embargo, hubo un detonante que sirvió como excusa para que las autoridades nazis explicaran ante el mundo la virulencia de las acciones. La familia Grynszpan, formada por judíos polacos y establecida en Alemania desde principios de siglo, fue deportada por el gobierno en el marco de la campaña antijudía. Uno de los hijos de la familia, llamado Herschel, se hallaba viviendo en París para la fecha, y al enterarse por carta de la situación de su familia, llevó a cabo una acción desesperada. Redactó una carta pidiendo perdón a su familia, y se dirigió a la embajada alemana el 7 de noviembre de 1938. Solicitó audiencia, y fue recibido por el secretario de la embajada, Ernst vom Rath. Sin mediar palabra, Grynszpan le disparó tres veces al funcionario, que falleció de las heridas dos días más tarde.

Desarrollo de los acontecimientos

Grynszpan no intentó escapar de la escena del crimen, y se dejó atrapar sin resistirse. Los líderes nazis no desaprovecharon el acontecimiento, y a través de su maquinaria de propaganda y agitación provocaron el mismo 9 de noviembre una serie de violentos ataques contra judíos en todo el país. Las pobladas se ensañaron especialmente con las sinagogas, dañando o destruyendo más de mil de esos templos. Atacaron tiendas pertenecientes a judíos, también saqueándolas y destruyéndolas, dejando como testimonio los cristales rotos esparcidos por las calles.

noche de los cristales rotos sinagoga destruida

Sinagoga destruida durante la noche de los Cristales Rotos

Oleadas de judíos alemanes fueron atacados y detenidos, aunque la estimación de muertos ronda las noventa personas. No hay que olvidar que algunos alemanes que no eran judíos también fueron atacados en el calor de la revuelta, sólo porque a alguien le pareció que eran judíos. Incluso, después de los ataques, se obligó a la población judía a pagar una indemnización al gobierno alemán.

Acontecimientos posteriores

Si bien estos ataques provocaron rechazo internacional, se puede decir que la respuesta internacional fue tibia. El régimen de Hitler continuó con una política represiva contra la población judía, que pocos años más tarde daría lugar a las horrendas experiencias de la Solución Final y el Holocausto.



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