Los tiburones, animales en extincion. Son cazadores cazados
Estos grandes depredadores oceánicos sufren la misma suerte que sus homólogos continentales: una rápida disminución de la mayoría de especies como consecuencia de la acción del hombre.
El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es uno de los animales preferidas por los cazadores de trofeos, que gustan de fotografiarse al lado de su presa y exhibir en su salón su impresionante mandíbula.
Víctimas de daños colaterales
Las aproximadamente 400 especies de tiburones que habitan en los océanos no tienen prácticamente ningún depredador aparte de sí mismos. Los tiburones viven muchos años (hasta los 70) y alcanzan la madurez sexual bastante tarde (a los 20 años), como la mayoría de los animales de gran tamaño, que se hallan en la cima de la cadena alimentaria.
Cuando un animal no tiene depredadores, no existe ninguna necesidad evolutiva que le lleve a reproducirse con rapidez ni en abundancia. Pero a los tiburones, presentes en la naturaleza desde hace 400 millones de años, en los últimos decenios les ha salido un terrible depredador: el ser humano.
Los principales daños causados por el hombre a los tiburones son involuntarios: los pescadores atrapan tiburones en sus redes cuando pescan otras especies, y los devuelven al agua muertos. En 1995, un total de 40,000 tiburones azules murieron en las pesquerías americanas del Atlántico norte y en el golfo de México. Aunque casi nunca se declaran, estas capturas llamadas secundarias, se valoraron en 1991 en 70,000 toneladas, una cantidad prácticamente igual a la de las capturas oficiales.
Un interés comercial en aumento
Recientemente, la pesca intencionada de tiburones ha experimentado un considerable aumento. Sólo las exportaciones de aletas de tiburón se han doblado en los últimos años. Para obtenerlas, se suele aplicar una práctica bastante cruel y tristemente generalizada que consiste en cortarles las aletas en el mismo barco de pesca y devolver después al animal mutilado al mar.
Asimismo, el aceite de hígado de tiburón, muy rico en vitamina A, también es objeto de un consumo creciente, al igual que la carne, particularmente apreciada en Gran Bretaña en forma del fish and chip nacional. Del hígado se extraen sustancias como el escualeno, muy utilizadas en cosmética y farmacia. Y según fuentes poco fiables, se supone que su cartílago posee propiedades anticancerosas. Aunque por el momento se ignora si realmente cura, sí se conocen sus beneficios: al parecer una empresa de Costa Rica transforma cada año 2,8 millones de tiburones en comprimidos de cartílago.
Entre las especies de tiburón más amenazadas destacan el tiburón oscuro (Carcharinus obscurus), cuyas poblaciones en el Atlántico norte han descendido un 80 % en sólo algunos decenios, o el tiburón peregrino (Cetorhinus rnaximus), un gran consumidor de plancton gigante de gran interés comercial por el tamaño de su hígado (hasta el 25 % de su peso corporal). Y por último, el tiburón blanco (Carcharodon carcharias), una estrella de cine involuntaria que se ha convertido por este motivo en un trofeo muy codiciado a pesar de su escasa población.
El tiburón azul (Prionace glauca) es una víctima colateral y habitual de la pesca industrial.
Una función ecológica estratégica
Se estima que entre 30 y 100 millones de todas las especies de tiburones mueren cada año. Esto tiene importantes efectos en el conjunto del ecosistema marino, dado el lugar que los tiburones ocupan en él, pues en el reino animal, los grandes depredadores son los que garantizan la existencia de un nivel sanitario satisfactorio en las poblaciones de sus presas al eliminar selectivamente a los ejemplares enfermos o débiles; también depende de ellos una parte del equilibrio entre las diferentes especies.