Malamute de Alaska
El Malamute de Alaska o Alaskan Malamute, es un impresionante perro nórdico que debe su nombre a la tribu de los Inuit Mahlemute, que en Alaska lo utilizaban para remolcar trineos. Posteriormente, los Malamute se distinguieron en las competiciones de «weight pulling», es decir, remolcando grandes cargas.
El reconocimiento oficial por parte del American Kennel Club tuvo lugar en 1935, pero la raza corrió un grave riesgo de extinción durante la Segunda Guerra Mundial, en la que participó activamente. Al final de la guerra, la cría se reanudó con tres líneas de sangre diferentes: Kotzebue, M’Loot y Hinmann- Irwin. Hoy es, sobre todo, una mezcla entre ellas.
Entre sus características se puede mencionar que es un perro potente y musculoso, con una cabeza grande y fuerte, de forma típica, trufa negra (admitido el pardo en perros rojos y la «nariz de nieve»). Los ojos son marrones y almendrados, las orejas triangulares, ligeramente redondeadas en la punta. La cola, de inserción mediana, está bien tupida de pelo, en reposo la lleva sobre la espalda. La capa interna es densa, de 2,5 a 5 cm de espesor, con pelo aceitoso y lanudo. La capa externa es espesa y áspera, pero nunca larga ni suave.
En las partes laterales del cuerpo, el pelo es relativamente corto, aumentando en los hombros y el cuello, la espalda y la grupa, los pantalones y el penacho. Los colores van desde el gris claro al negro y al rojo, pasando por los tonos intermedios. El único color sólido permitido es el blanco. El tamaño deseable en los machos es de 63,5 cm (38 kg de peso) y 58,5 cm en las hembras (34 kg de peso).
El Malamute de Alaska es un perro muy digno, amable con todo el mundo, fiel y leal, pero con un temperamento fuerte. Raramente desconfía de las personas, por lo que no está muy indicado como perro de guardia. Por lo general, es poco problemático con sus semejantes y posee una gran capacidad de adaptación. Aunque nació para tirar del trineo, también se siente realizado en un contexto familiar, donde es dulce y muy fiable con los niños. Aunque es muy cariñoso, en familia sabe ser discreto y nunca requiere mimos ni atenciones de manera opresiva.
El Alaskan Malamute posee un alto grado de autonomía y de toma de decisiones. Si considera que un comando no es útil, será muy difícil que decida ejecutarlo.